Cómo leer más rápido entendiendo lo que lees
Se considera que la velocidad de lectura media está entre
unas 200 y 300 palabras por minuto, pero para cada persona puede ser diferente.
No sólo dependerá de lo acostumbrados que estemos a leer, de si lo hacemos en
nuestra lengua materna o en otra, de si el vocabulario utilizado nos es
familiar o desconocido, de si a nuestro alrededor hay factores externos que nos
distraigan... También dependerá de lo entrenados que estén nuestros ojos a
leer.
El ojo es más lento que el cerebro
"Lo ideal sería poder leer tan deprisa como surge el
pensamiento. Este es siempre mucho más veloz que el proceso de la percepción
visual". Así lo apunta Juan Guerrero, responsable en España de Progrentis,
un método para mejorar la comprensión lectura que incluye técnicas para que los
estudiantes, sobre todo, aprendan a leer más rápido. Los ojos son mucho más
lentos leyendo de lo que lo es el cerebro procesando esa información, por lo
que acaba "distrayéndose".
Cuando leemos, nuestros ojos no siguen el texto de una
manera continuada, sino que lo hacen a saltos (denominados "saltos de
ojo") y haciendo pausas (llamadas "descansos de ojo"). También
se detienen en puntos de fijación en los que leen bloques de significado, que
pueden ser una palabra, un grupo de palabras o una frase entera. Cuantos más
puntos de fijación se hagan, más lenta será la lectura, más interrupciones
habrá en el flujo de información hacia el cerebro y la comprensión del texto
será peor.
El "truco", por tanto, es entrenar a los ojos para
que realicen movimientos más fluidos al leer, para que no se detengan tanto en
los puntos de fijación. Guerrero explica sobre esa velocidad lenta de lectura
que:
"Normalmente el lector lento, el que lee a razón de 150
a 200 palabras por minuto, aproximadamente, o bien lee de viva voz los
vocablos, o bien lo va haciendo mentalmente durante el curso de su lectura,
tiene un mal hábito de lectura que dificulta en extremo las cosas: por una
parte, disminuye la velocidad lectora, con la consecuente pérdida de tiempo, y
por otra, asegura una mala comprensión del pensamiento que se expresa en el
texto, ya que la lectura lenta, "palabra por palabra", rompe el
pensamiento en pequeños trozos, lo cual hace imposible, o en extremo difícil,
captarlo globalmente en su fluido devenir".
Una mayor velocidad de lectura se asocia a una mejor
comprensión lectora, y en la búsqueda de esa mayor rapidez leyendo, el objetivo
es entender frases enteras, no quedarse atascado en palabras sueltas. Pero
antes de ponernos a dar consejos sobre cómo podemos leer con más celeridad,
tendremos que averiguar si somos lectores lentos o rápidos.
¿Qué tipo de lector
eres?
¿Eres un ratón de biblioteca como Rory Gilmore y te llevas dos libros diferentes para leer en el metro? Para saber si puedes ser el Usain Bolt de los lectores hay trucos que pueden orientarte sobre tu velocidad de lectura. Lo que se suele hacer es tomar un texto de referencia, por ejemplo, del eclipse de superluna de hace unas semanas:
Un eclipse total de superluna se compone de dos fenómenos.
Por un lado, que haya luna llena en el perigeo, es decir, el punto más cercano
del satélite natural a la Tierra. La órbita de la Luna no es redonda del todo y
cuando llega a esa posición cercana, se ve un 14% más grande de lo normal. Esto
es lo que se conoce como superluna.
Por otro lado, tenemos un eclipse lunar o lo que es lo
mismo: cuando la Tierra se sitúa entre medias del Sol y la Luna de modo que
nuestro planeta bloquea la luz que llega al satélite. En los eclipses solares
ocurre al revés: es la Luna quien se pone entre medias y nos crea esas bonitas
imágenes donde vemos cómo se interpone por unos momentos delante del astro rey.
Durante un eclipse lunar el satélite atraviesa la sombra de
la Tierra. Ésta se compone de dos zonas: la umbra y la penumbra. En la penumbra
se podrá apreciar como la Luna entra y sale de la oscuridad absoluta que es la
umbra ya que en esta última la luz no llega. Por eso, cuando el satélite se
empiece a esconder en el eclipse lunar dará la sensación de que se difumina y poco
a poco irá desapareciendo.
Según vaya aproximándose la Luna a la umbra, desde la Tierra
veremos que cuando vuelva a aparecer lo hará con un tono ocre y rojo muy
intenso. Esto se conoce como luna de sangre, un fenómeno poco común que en su
día estaba relacionado con supersticiones y leyendas en todo el mundo. A día de
hoy la ciencia ya ha explicado con precisión porqué ocurre.
Contamos las palabras de ese texto, que en este caso son
280, y cronometramos lo que tardamos en leerlas. Luego dividimos el número de
palabras por los segundos que nos ha llevado leerlas, y multiplicamos el
resultado por 60. Así obtendremos el número de palabras por minuto que leemos,
que si están entre 100 y 200, son una velocidad lenta, entre 200 y 300, la
media, y por encima de 400, una velocidad rápida.
Cómo leer más rápido
Ya sabemos si somos el Correcaminos leyendo, o si queremos
mejorar nuestra velocidad de lectura, así que, ahora, sí podemos buscar
técnicas o consejos que nos ayuden a conseguirlo. Juan Guerrero apunta que
"el buen lector, que no vocaliza y es capaz de captar tres o más palabras
con un sólo golpe de vista, podrá captar el significado de las palabras
apoyándose en el contexto; así, el lector rápido podrá leer con gran rapidez
sin que peligre la perfecta interpretación de las palabras y la comprensión del
texto", y es una capacidad que se puede aprender y entrenar.
Lo primero que se suele hacer es intentar eliminar los
"vicios" o malos hábitos que podemos haber desarrollado al leer, y
que nos ralentizan. Debemos descubrir qué cosas nos impiden una lectura rápida
y eficiente. "Nuestros malos hábitos de lectura (vocalización,
subvocalización, fijaciones excesivas, retrocesos, etc.) deben ser descubiertos
y erradicados", señala Guerrero, que explica después que el método visual
de Progrentis "es un programa especializado de entrenamiento ocular y
cerebral que puede quintuplicar la velocidad y comprensión lectora", y que
consta de tres niveles: Mentor 1, que mejora la decodificación del texto
trabajando las fijaciones oculares; Mentor 2, que mejora la comprensión lectora
a través de operaciones lectoras, y Mentor 3, que mejora la retención a través
de mnemotecnias.
Con la lectura rápida se busca que el lector tenga una
comprensión global del texto, y que no se quede atascado en palabras sueltas
Por supuesto, también hay apps y herramientas que ayudan a
aumentar nuestra velocidad de lectura, como Spritz, y que probamos en Xataka
hace algunos meses, pero vamos a quedarnos con esas técnicas
"analógicas", como si dijéramos, que podemos poner en práctica todos
los días. Por ejemplo, se recomienda no pronunciar las palabras en voz baja
mientras las leemos y evitar la re-lectura de pasajes que acabemos de leer.
También hay que intentar desarrollar un espectro de amplio visión en la
lectura, es decir, leer varias palabras agrupadas, y hasta utilizar una guía
para obligar a nuestros ojos a seguirla, e impedir que salten hacia atrás y
vayan haciendo pausas.
Felipe Bernal, creador del método '21 errores de lectura que
nunca debes cometer para leer rápido con buena comprensión y cómo
solucionarlos', apunta una técnica para leer más rápido basada en un menor
número de fijaciones: "lo conveniente es tratar de disminuir el número de
fijaciones con las cuales leemos. Un lector normal realiza tantas fijaciones
como espacios en blanco hay entre las palabras (...). Un lector rápido divide
mentalmente cada línea en las fijaciones que le resulte cómodo".
El truco está, en parte, en no leer palabras. El Centro de
Profesores y Recursos de Mérida tiene una guía para la lectura rápida y
eficiente que afirma que:
"Leer palabras es una práctica inútil y un serio
estorbo para la verdadera lectura. No hay que leer jamás palabras, y mucho
menos ir avanzando en nuestra lectura palabra por palabra, morosamente. En
realidad nuestra visión está capacitada para captar conjuntos de palabras, dos,
tres y hasta más con un adecuado entrenamiento y de éstas, únicamente su
imagen, de forma global".
Algunos trucos para la lectura rápida
Metro
Es habitual que encontremos ejercicios y trucos de diferente
tipo para que vayamos poniendo en práctica una mayor velocidad de lectura, que
luego son acompañados por algunas preguntas sobre el texto que hemos leído para
determinar si lo hemos comprendido, o si simplemente hemos visto palabras, sin
entender su significado. Podemos, por ejemplo, incluir palabras incompletas en
una frase, para obligarnos a fijarnos en un grupo de ellas para poder
entenderla:
Du an e un ecl pse l n r el sat l te atraviesa la s mbra de
la T er a
Otra opción es cubrir con una hoja las palabras, dejando
sólo visible la parte superior. Permite que realicemos lo que se denomina
"lectura espacial", pues nuestro cerebro es capaz de
"rellenar" la información que falta e identificar esas palabras, y
los conceptos, viendo sólo la mitad superior.
Lo que se busca es que captemos las ideas del texto, más que las palabras. Podemos obligarnos a leer más rápido, aunque al principio no entendamos por completo el texto, utilizando una tarjeta con un hueco en el centro, que sólo nos deje ver una línea de dicho texto. La vamos bajando con un ritmo determinado, y un poco más alto de nuestra velocidad de lectura habitual, para ir obligándonos a reducir las fijaciones, a obtener una imagen global de la frase en lugar de centrarnos en las palabras individuales.
La lectura rápida y
el mundo moderno
"Vivimos en la Era de la Sociedad del Conocimiento, una
sociedad inmersa en tecnología y contenido digital, donde el acceso al
conocimiento es universal y la comunicación escrita digital es inmediata y sin
fronteras. Todo esto está abriendo una brecha en el aprendizaje, la velocidad a
la que debo aprender se está separando exponencialmente de la velocidad a la
que puedo aprender".
Internet ha ampliado esa brecha cada vez más, y si un
profesional quiere seguir formándose y manteniéndose al día con las novedades
de su trabajo, no le queda más remedio que buscar y leer mucha información.
Guerrero señala que "la habilidad de la lectura se desarrolla a lo largo
de la educación primaria, alcanzado su madurez en esta etapa (10-11 años
aproximadamente) ya que, usualmente, la técnica de lectura no se perfecciona
más. El adulto aumenta su vocabulario y la comprensión de temas más complejos,
pero no así la cantidad de información que puede leer. Ahora bien, la cantidad
de información que una persona debe leer, para su desarrollo profesional y
personal, sí aumenta a lo largo de toda la vida. Esta brecha entre lo que puedo
y debo leer motiva déficit de aprendizaje".
El informe PISA, que evalúa la competencia de los
estudiantes en diversos ámbitos a nivel internacional, incluyó por primera vez
en 2009 la lectura digital, o lo que es lo mismo, la lectura en internet (que
incluye la navegación por sus páginas y el manejo de hipervínculos) y de textos
electrónicos. En 2012, el informe determinó que, en general, "el
rendimiento de los alumnos en lectura digital está estrechamente relacionado
con el rendimiento en lectura impresa", y concluyó que "podría aprovecharse
el interés y las habilidades de los alumnos en lectura digital para iniciar un
'círculo virtuoso' a través del cual una lectura más frecuente de textos
digitales se tradujera en mejores resultados en lectura, lo que a su vez daría
lugar a un mayor disfrute de la lectura y también a mejores resultados en
lectura impresa".
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